Siempre anhelé que mi vida
Se fundiera con la tuya,
Con ese fuego que abrasa
Y derrite el corazón.
Siempre quise que mis venas
Se convirtieran en tuyas;
Y que la quietud del alma
Se transformara en pasión.
En tenerte entre mis brazos,
Explorando muy despacio
Las riquezas de tu piel.
Siempre soñé, desde niño
Que me amaran con premura;
Eso lo encontré contigo:
Amor dulce, como miel.
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